La importancia de establecer vínculo seguro con niños adoptados
- Lucía Benito
- 17 oct 2017
- 4 Min. de lectura
Estableciendo vínculo con el menor adoptado

Todas las personas, en los primeros días de nuestra vida empezamos a establecer vínculo con los de alrededor, fundamentalmente con nuestros cuidadores principales, que suelen ser nuestros padres. En el caso de los niños adoptados esto no suele suceder así ya que en muchas ocasiones son separados de sus familias de origen por no poder darles el sustento necesario para su desarrollo y pasan a ser criados por otras personas o son institucionalizados. Por otro lado, de establecerse, los vínculos con los progenitores biológicos son inestables e inseguros. Por lo que esas primeras experiencias hacen que la forma de vincular con el mundo exterior se haga de manera diferente a cuando hay unas relaciones con adultos estables y seguras.
Nos encontramos entonces ante un menor que cuando llega a su nueva familia adoptiva, se podría decir que no empieza de cero, sino que lleva lo que metafóricamente podemos llamar una “mochila”, en la que entran todas estas experiencias que ha ido viviendo desde su nacimiento. Dentro de esta “mochila” nos podemos encontrar con la pérdida de sus referentes vinculares primarios, es decir, las primeras personas con las que establecieron un vínculo, fuera funcional o no, con experiencias negligentes hacia ellos mismos o en su entorno, y otros aspectos relevantes que pueden influir en su desarrollo.
Pero no solo el menor tiene esta “mochila” en la que hay rupturas vinculares, sino que la familia adoptiva tiene su propia “mochila” en la que podemos encontrar pérdidas como el duelo por el hijo que no han tenido o el que han perdido, la ausencia de pareja o la infertilidad, entre otros. En esta “mochila” hay que meter también todo el proceso de adopción, ya que puede ser complejo desde el momento en el que se toma la decisión. Durante todo el proceso los padres tienen que pasar por numerosos trámites y exploraciones psicosociales que lo hacen más extenuante.
En el momento de la construcción de la nueva familia, es necesario que los padres adoptivos hayan superado sus duelos para poder acoger, entender, interpretar y responder adecuadamente a las necesidades que tenga su hijo. Cuando la nueva familia es capaz de ver las necesidades que presenta el menor y de atenderlas, es posible que las dificultades que presenta en la vinculación se vean compensadas si se le proporciona la oportunidad para acomodarse a las nuevas figuras de apego.
La adolescencia en menores adoptados
La adolescencia, esta etapa tan conocida por la rebeldía, la negación de la autoridad, la crisis de identidad… que presentan los adolescentes, es un período difícil al que todas las familias deben enfrentarse, pero en el caso de las familias y adolescentes adoptivas hay algún añadido más.
Todas las experiencias vividas por el menor adoptado antes de la adopción son fundamentales para el desarrollo de su identidad. Como se ha señalado anteriormente la ausencia o ruptura de la relación con la persona que se estableció un vínculo es de vital importancia para su futuro desarrollo.
Durante la adolescencia, los menores se hacen preguntas como ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo?¿A dónde quiero ir? Estas preguntas se suelen responder con la información de los primeros años de vida, con la ayuda de la familia de origen. Sin embargo en el caso de los menores adoptados se puede decir que hay muchas lagunas sobre la información que da respuesta a estas preguntas. Por ello, los padres adoptivos no solo deben ayudarles a completar la información a medida que van creciendo sino que también deben ser un sustento para cuando no haya respuesta a dichas preguntas porque no se tenga esa información. Deben comprender el significado que tiene para su hijo el deseo de saber sobre sus orígenes y todo lo relacionado con su historia.
Frecuentemente ante esta necesidad del menor de saber sobre su familia de origen, nace en la familia adoptiva el miedo al abandono. Por ello es fundamental entender que aunque sus hijos quieran conocer sus orígenes eso no significa que les vayan a sustituir, sino que necesitan información para ir desarrollándose y establecer su identidad.
Además de la falta de información sobre sus orígenes, los adolescentes adoptados se enfrentan a un sentimiento de abandono. Aunque se haya producido esta separación siendo un bebé, esa experiencia quedará registrada para siempre, y la sensación de vacío, de malestar podrá ser evocada por diferentes situaciones, a las que podrá responder mediante la agresividad y la rabia ya que no sabe de dónde viene esa sensación.
La rebeldía mostrada por la mayoría de los adolescentes, puede ser especialmente característica en los adolescentes adoptados, ya que puede haber una necesidad de usar esta rebeldía con el fin de reafirmar el vínculo que han establecido con sus padres. Es decir, necesitan enfrentarse a sus padres para comprobar que éstos les siguen queriendo. Esta crisis será pasajera siempre y cuando los padres reafirmen el vínculo establecido y no tengan ese miedo al abandono tan presente.
Por lo tanto, es de vital importancia que los padres adoptivos sean un referente seguro para los adolescentes en general, y para los adoptados en particular, por toda la carga que traen en sus “mochilas” de origen.
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